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FOMO: El Silencioso Ladrón de Verano Entre Jóvenes y Adolescentes

El FOMO invade a la juventud.

El FOMO está cada vez más presente en la actualidad. El verano resplandece, y con él, los planes infinitos que invaden las redes sociales. Pero, ¿qué pasa cuando el temor a perderse de un momento define tu vida?

Giovana, cariñosamente conocida como «Gio», es una joven de 23 años originaria de Brasil que actualmente vive en Barcelona. Si bien muchos disfrutan de un tranquilo fin de semana en casa, para Giovana eso representa un tiempo desperdiciado. «Si no asisto, estaré pensando en lo que los demás están haciendo sin mí. Esa ansiedad me consume», admite

Sin embargo, el mero acto de participar no es suficiente. Gracias al auge de las redes sociales, el FOMO también ha mutado. Ahora, no sólo es importante estar presente, sino también demostrar que estuviste allí. Giovana confiesa: «Cuando no voy a algún lugar y luego veo las historias de Instagram, siento que he perdido algo valioso».

El Efecto Explosivo del Verano en la Era Digital

Joven presenta signos de depresión y ansiedad.

El verano siempre ha sido la estación de los recuerdos. Pero en la era digital, la naturaleza de esos recuerdos ha cambiado. Ya no se trata de guardar fotos para un álbum familiar, sino de alimentar las redes sociales y satisfacer a los seguidores, muchos de los cuales son simples conocidos o incluso desconocidos.

Adriana Esteban, psicóloga del Instituto Centta, señala que el verano intensifica estos signos de depresión y ansiedad. «Hay más tiempo libre y, por lo tanto, más oportunidades para consumir y compartir en las redes sociales. La presión para complacer y compararse con los demás se intensifica».

El Enigma FOMO

El FOMO está presente en la juventud.

Aunque el término FOMO no está oficialmente reconocido en manuales de psicología, no se puede negar su existencia ni su impacto. Se manifiesta a través de síntomas como dependencia de las redes sociales, relaciones virtuales superficiales y una constante necesidad de validación.

«El ser humano tiende a compararse con los demás», explica Guillermo Fouce, psicólogo y presidente de la Fundación Psicología Sin Fronteras. «El problema con el FOMO es que se eleva esa comparación a niveles insostenibles, llevando a las personas a creer que la vida de los demás es invariablemente mejor».

El FOMO no discrimina, pero los adolescentes y jóvenes son especialmente vulnerables. Crecen en un mundo donde la tecnología es omnipresente, y la distinción entre lo real y lo virtual a menudo se desdibuja.

Vanesa Fernández, psicóloga y profesora de la Universidad Complutense, enfatiza la necesidad de tomar conciencia: «Cada vez veo más en consulta a jóvenes lidiando con expectativas irreales y una comprensión distorsionada de su valor».

Afortunadamente, hay luz al final del túnel. «Mi mensaje es simple», dice Adriana Fernández. «Busca ayuda, reconoce el problema y entiende que la vida real es la que no se publica». El verano siempre ha sido sinónimo de libertad y aventura. Sin embargo, en esta era digital, es crucial recordar que la verdadera aventura reside en vivir el momento, no en capturarlo.

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