Las garrapatas, los ácaros de mayor tamaño, han convivido con los seres humanos durante mucho tiempo. Aunque se les ha dado importancia en los últimos 100 años como transmisores de enfermedades, su presencia ha cobrado mayor relevancia con el avance de las técnicas de diagnóstico que permiten identificar los microorganismos que transmiten. Existen dos tipos principales de garrapatas: las duras y las blandas. Las garrapatas duras son las más comunes y pueden causar complicaciones graves e incluso la muerte en casos excepcionales, mientras que las garrapatas blandas son menos peligrosas y transmiten enfermedades con menor frecuencia.
Según el jefe del departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital de San Pedro de Logroño y director del Laboratorio de Patógenos Especiales del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja, José Antonio Oteo, hace 30 años en España se conocían solo dos enfermedades transmitidas por garrapatas, pero ahora se han identificado más de una docena, algunas de las cuales han sido descritas por investigadores españoles.

¿Cómo funciona una garrapata?
Las garrapatas esperan a sus víctimas en la hierba, generalmente subidas en ella. Cuando un animal, reptil, ave o incluso un humano pasa cerca, se fijan en él y buscan una zona cómoda para anclarse. Utilizan una especie de trompa para chupar la sangre necesaria para su ciclo vital y, al mismo tiempo, pueden transmitir bacterias, virus o toxinas que porten. Si la persona es susceptible a estos agentes, puede desarrollar enfermedades transmitidas por garrapatas.
Es importante destacar que una garrapata no puede pasar de un perro a una persona. Después de alimentarse de un perro, se soltará y buscará otro hospedador si es necesario. Cambiar de huésped antes de terminar el proceso de alimentación es algo excepcional.
El ciclo de vida de las garrapatas varía entre los machos y las hembras. Después de alimentarse de sangre, las hembras ponen huevos. Estos eclosionan y las larvas se alimentan de otros animales. Luego, se sueltan del animal y pasan a la fase de ninfa, donde buscarán otro hospedador para alimentarse. Después de alimentarse, se sueltan nuevamente y se convierten en adultos machos o hembras. El ciclo completo de una garrapata puede durar entre uno y tres años.
Picaduras de garrapata: ¿siempre peligrosas?
Aunque son numerosas las picaduras de garrapatas en humanos, la mayoría de ellas no causan problemas, según el experto José Antonio Oteo. No todas las picaduras desarrollan enfermedades, y es excepcional que sean mortales. Sin embargo, se han registrado casos graves, como el primer caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en España. Además, cada año se producen muertes por fiebre botonosa. Aunque se está mejorando en el tratamiento de estas enfermedades, durante la primavera y el verano se producen cientos de picaduras, y aunque es excepcional, existe el riesgo de que alguien fallezca debido a complicaciones graves.
El diagnóstico de una picadura de garrapata puede ser complicado, ya que, dependiendo de la etapa en la que se encuentre el artrópodo, puede tener el tamaño de un minúsculo lunar. Además, la picadura en sí no suele ser dolorosa y muchas veces pasa desapercibida, incluso cuando la garrapata se alimenta durante varios días. Una vez que la garrapata ha obtenido su alimento, se suelta y se aleja.
Se estima que aproximadamente la mitad de las picaduras de garrapata pasan desapercibidas y son difíciles de identificar. Es necesario que los médicos sospechen de una posible picadura de garrapata al evaluar un cuadro clínico determinado. Si una persona ha estado en contacto con garrapatas debido a actividades al aire libre o en zonas donde se sabe que hay presencia de estos artrópodos, es importante considerar esta posibilidad. Las garrapatas se encuentran en todas partes, especialmente en áreas con ganadería y fauna silvestre, como ciervos y otros animales.
Cuando un médico sospecha de una enfermedad infecciosa transmitida por garrapatas o de un cuadro clínico grave, no debe esperar a la confirmación de laboratorio para iniciar el tratamiento. Esperar puede ser perjudicial para el paciente. No hay que esperar a que aparezcan complicaciones, es fundamental actuar de manera temprana.

Cómo quitar una garrapata
Para quitar una garrapata correctamente, se recomienda utilizar pinzas con el borde romo, que no tengan dientes. Es importante no utilizar aceite, gasolina ni manipular la garrapata con las manos o apretarla, ya que se pueden inocular los microorganismos que transporta. El proceso de extracción adecuado implica colocar las pinzas entre la cabeza de la garrapata, que es la parte fijada a la piel, y luego realizar una tracción fina y continua en un ángulo recto de 90 grados. Después de retirarla, es posible que aparezca una pequeña protuberancia o pápula que pica y desaparece después de unos días o semanas. Solo un pequeño porcentaje de personas puede desarrollar complicaciones.
En principio, no se recomienda un tratamiento preventivo, ya que el riesgo de desarrollar una enfermedad infecciosa transmitida por garrapatas es menor que el riesgo de desarrollar una reacción alérgica al tratamiento preventivo con antibióticos. Sin embargo, en casos específicos en los que se haya manipulado mucho la garrapata o si el paciente experimenta ansiedad, el médico evaluará la necesidad de administrar un tratamiento preventivo. No obstante, esto debe ser la excepción y no la regla.
Enfermedades transmitidas por garrapatas
A continuación, se detallan las principales enfermedades transmitidas por garrapatas que se conocen hasta el momento:
- Fiebre botonosa mediterránea y cuadros afines: se produce pocos días después de la picadura de la garrapata marrón del perro (Rhipicephalus sanguineus). Los síntomas incluyen fiebre, cefalea, malestar general, dolores articulares y musculares.
- Babesiosis humana: transmitida por las garrapatas Ixodes ricinus. Puede pasar desapercibida o manifestarse como un cuadro similar a la gripe. En pacientes inmunodeprimidos, puede causar un cuadro grave similar a la malaria.
- Enfermedad de Lyme: presenta diferentes manifestaciones clínicas según el momento en que se diagnostique. Aparece una lesión rojiza en la piel, llamada eritema migratorio, pocos días después de la picadura. Si no se diagnostica y trata correctamente, pueden aparecer complicaciones neurológicas semanas después.
- Anaplasmosis humana: se caracteriza por fiebre, malestar general y dolores articulares. Los análisis de sangre suelen mostrar disminución de glóbulos blancos y plaquetas.
- Debonel: se desarrolla en meses fríos del año y provoca una escara en el punto de la picadura, acompañada de eritema y aumento de tamaño de los ganglios linfáticos cercanos.
- Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo: provocada por un virus transmitido por garrapatas del género Hyalomma. Puede causar fiebre hemorrágica grave en algunos casos.
Estas son solo algunas de las enfermedades transmitidas por garrapatas en España. Además, existen otras enfermedades como la tularemia, la parálisis neurotóxica y reacciones alérgicas.
En resumen, es importante conocer los síntomas de una picadura de garrapata y las enfermedades que pueden transmitir. Si se sospecha de una picadura, se recomienda consultar a un médico para obtener un diagnóstico adecuado y recibir el tratamiento necesario. También es fundamental tomar precauciones al estar en áreas donde hay presencia de garrapatas y seguir las recomendaciones para prevenir picaduras. te invitamos a leer nuestro blog si deseas conocer mas información sobre enfermedades infecciosas.